Un proyecto formativo en pintura e historia para personas con discapacidad intelectual

El taller es amplio: aula diáfana dotada de buena luz natural y una iluminación ambiental clara que ensalza el espacio. En ella se distribuyen mesas blancas y grandes sobre las que se disponen/desparraman láminas, pinceles, pinturas y paletas: las herramientas del día a día de los estudiantes del “Taller de Arte y Aventuras por Madrid” que acoge la Fundación A LA PAR.
Augusto Ferrer-Dalmau, pintor de historia referente en el escenario español e internacional, apasionado de su labor pictórica y de la divulgación de la misma, se sitúa en la proa de este emocionante proyecto formativo. A través de su Fundación Arte e Historia Ferrer-Dalmau, se organiza este proyecto junto a la Fundación A LA PAR y la Universidad Nebrija, con el objetivo de crear un espacio de formación artístico enmarcado en las etapas educativas postobligatorias, en el que un grupo de personas adultas con discapacidad intelectual se formen intensivamente en arte y aprendan sobre pintura de historia.
El taller se localiza en la sede principal de la Fundación A LA PAR, organización de largo recorrido en la promoción de los derechos, autonomía y oportunidades de las personas con discapacidad intelectual. Presidida hoy en día por Almudena Martorell, esta institución ha sido liderada durante sus 75 años de historia por una saga de mujeres emprendedoras en la labor social, que han ido dando forma y vida a un proyecto colosal y apasionante que ofrece múltiples y variados servicios a las personas con discapacidad intelectual para asegurar su independencia e integración efectiva en la sociedad.
Por su parte, la Universidad Nebrija, referente de la excelencia educativa y de la innovación pedagógica, certifica la formación. Esta institución opta por un enfoque educativo práctico, donde se aprenda desde el hacer, canalizándolo igualmente a través del interés depositado en la empleabilidad. Esto impregna igualmente el proyecto: junto a la construcción de una oferta formativa, el taller pretende explorar las posibilidades de profesionalización asociadas a la enseñanza artística para personas con discapacidad intelectual.
De la organización conjunta de estas tres entidades, junto a la colaboración del Ministerio de Cultura y Deporte germina esta innovadora propuesta, que supone un paso más en el necesario trabajo de ensanchar el horizonte formativo (y laboral) que existe para las personas con discapacidad intelectual.

El día a día aquí es atareado. De lunes a viernes, de 9 a 14, se desarrollan las clases, sucediéndose los ejercicios y los proyectos. Semana a semana los estudiantes van familiarizándose con el monumental género histórico, mientras que practican las técnicas y los procedimientos del dibujo y la pintura.
El aprendizaje toma distinta forma: se combinan los métodos tradicionales más académicos de la formación de Bellas Artes: copia del natural, ejercicios cromáticos, de figura, de paisaje, de retrato…; con el análisis y el estudio de la pintura de historia: abordaje pormenorizado de sus elementos por separado, presentación de pintores clave, análisis de sus obras, ejercicios narrativos…
En esto la influencia de Ferrer-Dalmau es clave. Láminas de sus minuciosas y estudiadas obras recubren las paredes del aula: retratos ecuestres, una marina, expediciones de exploración y caravanas militares caminando apacible pero imponentemente, por un prado al atardecer. “Parece que estás ahí”, musitó ensimismada Gema, una estudiante, la primera vez que las observó.
El conjunto de los contenidos impartidos se concretará en un proyecto personal sobre pintura de historia basado en un personaje ficticio mediante el cual, los estudiantes, desarrollarán su proceso creativo particular a la vez que indagarán y representarán distintos momentos de la historia de España. Las obras resultantes se mostrarán además al finalizar el curso, en una gran exposición organizada por el ayuntamiento.
La ciudad de Madrid constituye otro eje fundamental de la propuesta formativa. Se hacen visitas al centro, donde se recorren sus calles, se visitan sus museos y se toman bocetos de los lugares más emblemáticos. La aventura como elemento fundamental de la pintura de historia, se incorpora de esta forma en la práctica y el aprendizaje que los estudiantes hacen sobre la misma.
Asimismo, esta enseñanza intensiva en artes plásticas y pintura de historia se combina con el aprendizaje de los fundamentos de la restauración de madera y las artes decorativas, especialidades mediante las que se dará una segunda vida a muebles usados y se verterán las destrezas asimiladas en diseños que se basen creativamente en la pintura de historia. En un rincón del aula se erige el primer objeto de este proceso de restauración. Uno de los caballetes de los que se dispone aparece a medio lijar. En un par de semanas seguro que su aspecto es bien distinto.

Las creaciones de los estudiantes se observan por la clase. Al fondo se distingue una línea del tiempo, a lo largo de la cual se distribuyen versiones de autorretratos de grandes pintores y pintoras de la historia del arte. Los estudiantes practican este género al tiempo que se familiarizan con las caras y los nombres de los grandes referentes de la historia del arte, ahondándose así también en la idea de “Historia”.
Los estilos diferenciados de cada uno caracterizan las interpretaciones. Ignacio dio lugar a una fiel representación de Velázquez, trabajando el fondo y la figura con dedicación y sutileza. Marta pintó el mítico autorretrato de Goya con pulcras superficies planas, creando una versión sintetizada e icónica de la figura de este gran pintor. Alfonso delineó pacientemente el contorno de cada uno de los rasgos que conforman el expresivo autorretrato de Gustave Courbet. Rosa Bonheur, pintora española del siglo XIX que nos regaló el imponente retrato de león “El Cid” aparece versionada mediante manchas generales de color, rigurosamente conseguidos por Marta. Conchita se embarcó en la fascinante tarea de emular un elaborado retrato de Francisco Pradilla y Gema pasó varios días definiendo los detalles de las vestimentas de Artemisa Gentileshi.
El silencio en el taller es un fenómeno habitual. Se producen momentos fascinantes en los que el conjunto de alumnado se encuentra absorto en su tarea, donde si acaso se escucha la música que a veces se pone de fondo para acompañar el proceso creativo. Aunque también hay muchos momentos de cháchara y risas. No se puede olvidar el valor extraordinario que reside en formar parte de un grupo donde se disfruta de una actividad e interés común. Marta L. ilustra este hecho al responder a la pregunta de si está contenta con el taller: “Sí, porque hay grupo y me gusta estar con gente y me gusta la pintura”. Por su parte, Gema cuenta: “Si lo tuviera que definir diría que es interesante. Aprender a dibujar caras y figuras. Sí, me gusta la pintura de historia, aunque a veces las historias son un poco trágicas”. Alfonso cuenta: “He vuelto a retomar la pintura gracias a este taller. Estoy aprendiendo a manejarme bien con los colores… Me gusta la parte de historia, de hecho, me he leído entero el libro de Ferrer-Dalmau de Bocetos para la Historia. Me encantó la parte de los barcos antiguos, o los de guerra”. “Me encanta la combinación de pintura e historia, es bonito e interesante” contesta Ignacio al preguntarle si le gusta la pintura de historia. Marta F. apunta sobre los cuadros de este tipo: “Algunos son tristes, otros no, tipo la Batalla de Bailén”. Conchita, por su parte, comenta sobre la visita que hizo el taller la semana pasada al Museo del Prado: “La pintura e historia que vimos en el Prado me gustó mucho. Me gustan mucho las Meninas, el Greco. Me gustó el cuadro de la batalla de Bailén y de Juana”. Maite añade: “Todos los cuadros de historia son muy bonitos. La historia es lo de antes. Si tuviera que pintar un cuadro de historia pintaría a Don Quijote, porque luchaba contra los molinos”.
Es pronto aún para definir el rumbo de esta aventura, pero la intención desde Fundación A LA PAR es dar solidez al espacio creado e indagar en las posibilidades de empleabilidad asociadas a una formación seria y sistematizada en arte para personas con discapacidad intelectual. En el resto de ámbitos, de una manera u otra, existe cierto recorrido construido entre la formación y el futuro laboral. ¿Por qué no habría de tenerlo esto también? Para tratar de llevar a cabo este objetivo, el taller parece estar en el lugar adecuado.

Autor del artículo: Fundación A LA PAR – 27.05.2023